En un recóndito lugar de Etiopía, en la zona del Cuerno de África, se erige uno de los volcanes más activos del país. El denominado volcán Erta Ale levanta sus 613 metros de altura sobre el desierto de Danakil, en la depresión de Afar. Famoso por su lago de lava persistente y lleva activo desde hace décadas, con actividad confirmada desde 1967, aunque esta actividad pudo iniciarse en 1906.

Este volcán en escudo – que se caracteriza por su gran extensión y poca pendiente- se ha formado a partir de capas sucesivas de erupciones basálticas de carácter recurrente que pueden durar millones de años. Aunque los registros de este volcán datan de los años 60, el Erta Ale fue descubierto fue descubierto por los europeos en 1841 y su cima coronada en 1873.

Comúnmente conocido como ‘La puerta del infierno’, el Erta posee uno de los lagos de lava más duraderos y grandes del planeta. A ese nombre también contribuye el terreno que rodea al volcán, uno de los más hostiles de la tierra.

El acceso al cráter del volcán se realiza en 4×4 y a pie en un recorrido que alcanza los casi 100 kilómetros de distancia entre el volcán y la ciudad más cercana, Mekele. Los 80 primeros kilómetros se realizan en coche hasta la ladera del volcán. Y una vez allí la ruta pasa a pie en un recorrido de unos 15 Km que suele realizarse en cuatro horas. El resultado es un paraje hóstil, de calor, color rojo y olor a azufre. El cráter tiene un kilómetro de diámetro y la laguna de lava es de unos 40 metros. Es posible acampar en la ladera.

Los habitantes de la zona apenas se acercan a él ya que consideran que en el lugar habitan espíritus malignos que se pasean en caballo. La situación del volcán es remota, en una zona baldía y poco poblada. A pesar de los propias dificultades y peligros que conlleva este viaje, la ruta hasta el cráter del volcán Erta se considera muy peligrosa debido al asalto por parte de grupos terroristas y nativos violentos. Se recomienda ir acompañado de seguridad y por conocedores de la zona.