TAILANDIA

TAILANDIA: Paradigma de exotismo
Tailandia se presenta como el paradigma del exotismo por antonomasia. Enclavado en un área geográfica tradicionalmente convulsionada por la inestabilidad política, el reino de Siam logró mantener la independencia durante la época de las colonias y ha escapado a las guerras que azotaron Indochina durante buena parte del siglo XX.
Muchos probablemente no pasarán de vivir los días y las noches de Bangkok y dorarse bajo el sol de las playas de Pattaya, o Ko Samui. Percibirán, sin duda, una imagen parcial del país. Otros preferirán recorrer sus caminos, patear sus poblados, ascender a sus colinas. Y sólo entonces vislumbrarán sus curiosos contrastes. El de las túnicas color azafrán de sus monjes con el verde de la decoración de sus templos, el de las blancas arenas de las playas con el negro de las piedras de las ciudades olvidadas, el de los dulces gestos de una bailarina con el caminar de las tribus de las montañas. Aunque los contrastes ya empiezan en la capital: rascacielos y mercados flotantes, tráfico intenso, paseos en barca. En Thomburi, anterior a la fundación de Bangkok, se levanta el Templo de la Aurora. Al otro lado del río, el conjunto de construcciones del Palacio Real y el templo del Buda en reposo son capaces de dejar boquiabierto al visitante. Las seis parejas de Yaks, el templo del Buda Esmeralda, la Pagoda Dorada, el Maha Mandapa, el Panteón, el gran palacio de la dinastía Chakri y el Wat Po constituyen un universo religioso y real cuya combinación estética es única en el mundo.
Algo más lejos el Templo de los Tres Amigos y el Templo de Mármol pueden completar las visitas antes de dirigirse hacia los alrededores.
Alrededores de Bangkok
Nakhon Pathom era la capital del reino de Dvarayati. En aquella época, la ciudad se encontraba junto a la costa y a través de navegantes indios llegó a la zona la nueva doctrina budista. Sobre una terraza circular situada en el centro de un inmenso parque cuadrado, se levanta el macizo «chedi» que alcanza una altura de 127 metros, rodeado por un claustro abierto con cuatro santuarios en los puntos cardinales y cercado a su vez por 24 pequeños pabellones. Muy cerca el Palacio Sanam Chand, con una curiosa interpretación tailandesa de la británica arquitectura Tudor, se sitúa en un magnífico y relajante enclave paisajístico.

El mercado flotante de Damnoem Saduak, recuerda el modo en que los tailandeses se han movido a través de la historia: en barca. En una cultura como ésta, completamente ligada al cultivo del arroz y a las necesidades de inundación de los campos que conlleva, las poblaciones se estructuraron sobre casas de madera soportadas por pilotes y elevadas sobre el suelo, y las vías de comunicación eran los diversos canales que como una tela de araña se extendían desde los centros habitados. Campesinos, militares, funcionarios, nobles y reyes se trasladaban de un lugar a otro en sus barcas, más o menos ostentosas, y pueblos y ciudades crecían en torno y de cara a los canales. Hasta que llegó el transporte motorizado y sobre ruedas, que obligó a la desecación progresiva de canales y a la construcción de calles y caminos.
En la ruta hacia el norte se llega a Bang Pa In. el palacio de verano de los reyes de Ayuttaya. Cayó en decadencia tras la destrucción de la
antigua capital, hasta que a finales del siglo XIX, y tras un viaje por Europa, el rey Rama V lo revitalizase. Se hizo construir un palacio de estilo occidental, compuesto por tres edificios que contrastan con un encantador pabellón tailandés situado en un estanque y un palacete regalado al rey por la próspera comunidad china de Bangkok. Un palacio, junto a un estanque, en el interior de una isla situada dentro de un río. Pasear por sus caminos, observar sus construcciones y respirar el aroma de sus jardines repre-senta una experiencia relajante que precederá a la atormentada historia de la vieja capital.
La antigua gran capital
A 22 kilómetros al norte de Bang Pa In, se extiende Ayuttaya. Capital del reino entre 1350 y 1767, fue el más floreciente centro de Indochina entre los siglos XIV y XVI. La antigua ciudad del oro reluciente está hoy plagada de ruinas. Treinta y cinco reyes la gobernaron durante algo más de cuatro siglos. Llegó a alcanzar los dos millones de habitantes que vivían en casas de madera sobre pilotes, en la confluencia del gran río Chao Phraya con dos de sus afluentes: Pasak y Lopburi.
Numerosos viajeros y embajadores occidentales describieron su celebridad: las maravillas y bellezas de una ciudad que tenía más de 500 templos construidos en ladrillo y laterita.
En 1767 cayó en poder de los birmanos. Fue saqueada e incendiada y su prestigio se eclipsó. Tras el desastre, los tailandeses fundaron la capital mucho más abajo del río y utilizaron muchos de sus ladrillos para levantar rápidamente las nuevas murallas. Hoy, las visitas al Wat Yai Chai Mongkol, rodeado de un sinfín de estatuas de buda; al Wat Phra Sri Sanphet, del que quedan en pie sus tres «chedis» y al Viharm Phra Mongkol Bopitrm, que alberga el mayor buda de bronce del país, constituyen el eje central del recorrido histórico por Ayuttaya, pero sólo un botón de muestra del antiguo esplendor de la ciudad que fue conocida en los confines del planeta como «la perla de Siam».
Rumbo al norte
Sin embargo el origen del reino se encuentra al norte, en Sukhothai, el conjunto arqueológico más impresionante del país y cuna de la civilización tailandesa, donde se observan una amplia extensión de construcciones de laterita, un sinfín de estatuas de Buda engalanadas con ofrendas, columnas alineadas en filas paralelas, grupos de «chedis» pinchando el cielo, estanques cubiertos de vegetación.
Chiang Mai es la segunda ciudad del país, también conocida con el sobrenombre de «la suiza de oriente» por la multitud de montañas que la rodean. Además de sus atractivos templos constituye una magnífica base de operaciones para visitar las diversas tribus que habitan el norte y algunas de las zonas paisajísticas más bellas del país. Meos, karen, moussor, liso, akha, yao … son grupos tribales de origen tibetano que habitan


las montañas. Tradicionalmente ligados al cultivo de opio, viven en un estado seminómada. El triángulo de Oro, junto al río Mekong y formado por tierras de Tailandia, Laos y Birmania ha sido durante mucho tiempo su centro de transacción.
Finalizar este recorrido disfrutando de una estancia en la playa, suele ser la opción más habitual …
DATOS GENERALES
Climatología: Tropical, con lluvias monzónicas de mayo a octubre. La mejor época para ir: de julio a noviembre.
Capital: Bangkok
Moneda: Baht
Idioma: Thai
Sistema político: Monarquía constitucional
Superficie: 513.115 Km2
Población: 60.000.000 habitantes
Diferencia horaria: 6 h. más que España.
Requisitos de entrada: Pasaporte en regla.
Precauciones sanitarias: Cuidado con la comida sin cocinar y frutas sin pelar en las zonas rurales, profilaxis contra la malaria debe pasar muchos días en la selva.
Gastronomía: Combina el arroz con carnes, verduras y pescados. Tom Yam Gung o caldo de hojas con langostinos y pollo, Gai Yang o barbacoa de pollo relleno de coco, Hawmok o masa con chile, pasta de gambas, hierbas, cebollas, ajos y sal. Pescados y mariscos. Frutas tropicales. Salim o fideos dulces en leche de coco, arroz con mangos, etc.
Compras: Seda tailandesa, con la que puede hacerse un traje, sombrillas, muebles y objetos de madera de teca, piedras semipreciosas. Mercado de imitaciones.
Religión: Budista, pequeña minoría musulmana.

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